Aerolíneas, una vez más en zona de turbulencia
En http://www2.lavoz.com.ar/Nota.asp?nota_id=231672&high=Marsans
Piénselo en estos términos: Aerolíneas Argentinas y su hermana menor, Austral, son como dos pacientes en estado desesperante que se quedaron sin la cobertura de una empresa española de medicina prepaga y debieron ser derivadas de urgencia a un hospital público.
El cuadro de situación es tan complicado que ambas pasaron derechito a la sala de terapia intensiva y con el respirador artificial cedido por gentileza del club oficial de subsidios. Para mantenerlas vivas, el Estado gasta casi cinco millones de pesos por día. Pero la romántica historia de un rescate tan lógico como solidario esconde un inevitable lado oscuro que aún no se ha terminado de dimensionar.
Por lo pronto, la recuperación de ambas pacientes nos costará a los argentinos, sólo entre agosto y setiembre, 147,6 millones de pesos por mes.
En otras palabras, por cada pasajero que vuela en Aerolíneas o Austral, hay 95 que no lo hacen, pero que igual pagan por la butaca como si surcaran el cielo. El cálculo surge de dividir el aporte estatal por la masa de pasajeros prevista por mes (417 mil, a partir de un tráfico anual de cinco millones). La cuenta refleja un subsidio de 354 pesos por pasaje, que equivale a 3,70 pesos por habitante (se dividen los 182 millones de pesos por 40 millones de argentinos).
Por lo tanto, se necesita del aporte de 96 personas para que viaje una. Incluso, es posible que esa relación sea todavía más bochornosa si se considera que hay muchas figuritas repetidas entre los pasajeros.
En la semana que pasó, el desfile de funcionarios, gremialistas y empresarios por el Congreso no alcanzó a despejar la duda de si el retorno de ambas firmas al nido siempre tibio y acogedor del Estado es una "decisión estratégica", como dijo el ministro de Planificación, Julio De Vido, o una que era preferible evitar pero no se pudo, porque estaba en juego la supervivencia de la "línea de bandera", un concepto simbólico que sólo sirve para un empañe emotivo de la realidad. Al fin y al cabo, pese a que muchos oídos ceden al canto de las sirenas, ninguna aerolínea del mundo tiene privilegios hoy para operar en nombre de un Estado.
La frenética discusión por si Aerolíneas debe volver o no a ser una empresa totalmente estatal ha reducido el debate a una egoísta lectura ideológica que ayuda a tapar responsabilidades. Las palabras de un ejecutivo con más de 30 años en la firma ayudan a reconocer las fronteras: "La cuestión no es si la firma es estatal, mixta o privada. La clave está en quiénes y cómo la conducen y que el Estado, sea juez o parte, desempolve de una vez por todas su anquilosado rol de controlador", dijo.
En tanto, para el abogado Enrique Spinedi, especializado en Derecho Aeronáutico y Espacial, no se entiende "por qué los contribuyentes tienen que pagar el pasivo de Aerolíneas" y consideró "vergonzoso que el Estado suscriba un convenio de tan baja calidad jurídica aplicado a un pasivo de 890 millones de dólares".
Por lo tanto, la empresa que emerge de este trato es una incógnita, ya que no está claro que se haya pensado "un modelo" para Aerolíneas Argentinas cuando, aseguran los empresarios, ni siquiera existe una política aeronáutica.
Imagen de http://www.dondeviajar.es/files/2008/03/viaje-en-aerolineas-argentinas.jpg