Una investigación sobre la Iglesia Universal, quienes actúan bajo el lema de “la plata es del demonio, el demonio la pone en tu mano para ver como la utilizas, con el dinero se compran armas, por eso hay que invertirlo en la Fe y en Jesús”, y ellos te ayudan a sacártela de encima.
El contexto social en el que nos hallamos inmersos es, sin duda, de adversidad. La inseguridad, marginación, pobreza, indigencia, delincuencia, corrupción, el desamparo y las carencias; son el reflejo -y el resultado- de los múltiples gobiernos que se sucedieron en nuestro país.
Dirigentes nefastos, supuestos representantes del pueblo, que sin estar más lejos de identificar a la sociedad se correspondieron –y se corresponden- con la dirigencia y el favoritismo por determinado sector, sector al que casualmente pertenecen.
En este paisaje de desesperanza y destrucción, se fueron generando otras consecuencias devenidas de las que fueron provocadas por los mandatarios en el poder.
La violencia y las drogas –de toda índole- se afianzaron en el territorio como un remedio casero para canalizar las problemáticas. Entre ellas el hambre y el desempleo. Ante esta situación, la sociedad se encuentra vulnerable, gastada, frágil. Carente de múltiples objetos materiales como también de seguridad y respaldo, se aferra a la esperanza y cuando esta comienza a desvanecerse se abraza a la Fe.
Abstraído en la falta de respuestas y recursos, en el desaliento y la necesidad, el pueblo busca soluciones alternativas. Algunos optan por rendirse ante la lucha y convivir con el desprecio de quienes deberían resguardarlos o se quejan ante su “suerte” y vencidos buscan la manera de sobrellevar la situación del modo menos doloroso. Ciertos otros –los más obstinados- sueñan con el cambio y alimentan la esperanza de poder modificar la realidad; y varios, la mayoría, confiamos –tal vez ingenuamente- en el poder de la ciudadanía para revertir nuestro estado actual como comunidad.
Lo cierto es que, cabizbajos y hartos de la pelea constante, nuestro estado es endeble y manipulable.También están los más astutos, que son además los que poseen la mayor insensibilidad. Aquellos que se abusan de nuestra condición sin piedad. Y nos ofrecen un mundo maravilloso, soluciones extraordinarias, y vivir sin problemáticas. Hacer que estas se extingan y que dejemos de sufrir. Y todo, al módico y accesible precio de la Fe.
Terminá de leer ésta nota de Vanina Clavo en: http://www.sosperiodista.com.ar/El-Pais/Cuando-creer-es-negocio