Cristina Kirchner la nueva Presidenta de Argentina: ¿Cómo se vió en los medios?

Un presidente investirá hoy a su esposa con los atributos del mando. Prometen que de ese ritual arcaico nacerá un gobierno más moderno. Para quienes gozan de la política como espectáculo, importa poco si se trata de una virtuosa abdicación o de la ceremonia de bodas que los Kirchner dejaron pendiente 30 años atrás. Cada gesto de la pareja se convertirá en una pequeña historia. Hasta se corre el riesgo de que otros episodios de gran densidad se oculten detrás de esa liturgia. La secuencia visual comenzará en el Congreso, con el discurso de Cristina Kirchner ante las cámaras. Legisladora durante años y tan dotada para la oratoria, ella deberá superar hoy sus propias marcas. Aludirá a la tolerancia y al diálogo. Aunque la TV busque en vano algún ex presidente en la platea, Eduardo Duhalde sigue oculto. Raúl Alfonsín prefirió viajar a Palm Beach y "bendecir" desde allá la formación de un interbloque parlamentario entre la UCR y la Coalición Cívica, que se anunciará esta semana. Carlos Menem no fue invitado con honores, a pesar de que la semana pasada iba a votar la ley de emergencia económica en el Senado. Para la jura de los ministros, Cristina se esmeró en buscar un escenario inusual. En vez del Salón Blanco, la plaza Colón, que ella se propone rediseñar, incorporando a su juego arquitectónico el Palacio de las Comunicaciones restaurado (para cuya obra ya le pidió 100 millones de dólares a José Luis Rodríguez Zapatero, pero el socialista se mostró renuente: "No es un edificio español, sino francés"). Viene bien el aire libre, la novedad del marco, para disimular que los que llegan son los que se acaban de ir. El papel de antihéroe que estrenará Néstor Kirchner será por eso más dudoso. Salvo una novedad objetiva y misteriosa: dejará de ser empleado público después de más de 20 años. Ahora para verlo habrá que ir a sus oficinas de Puerto Madero, donde pasará las horas con otros desposeídos: Rudi Ulloa, Claudio Uberti, Cristóbal López. Allí se controlarán operaciones decisivas para la acumulación de poder del presidente consorte: desde el inminente desembarco de los Eskenazi en YPF hasta el desarrollo de un aparato de comunicaciones. Movimientos acaso más efectivos para la lucha política que la quimérica reconstrucción del peronismo. Los binoculares deben detenerse hoy en otros rostros para ver cómo gira la fortuna kirchnerista. Sonreirá el vice Julio Cobos. Aunque haya contactos entre peronistas y radicales para vaciarlo de poder en el Senado, él salvó el honor: ubicó a Alejandro Rodríguez en la Subsecretaría de Combustibles. Esa intromisión de su amigo Alberto Fernández en el jardín de Julio De Vido sería más perfecta si no fuera porque el ministro promovió la remoción del anterior subsecretario, Cristian Folgar, por razones más escabrosas que el reconocimiento al radicalismo K. Otra foto imperdible, la de Fernández y De Vido, aplaudiéndose a rabiar el uno al otro, a los pies de la estatua de Colón. Un triunfo de la diplomacia. ¿O del cinismo? Anoche se lanzó una operación internacional. Coincidieron en Buenos Aires el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, el de Venezuela, Hugo Chávez, el de Brasil, Lula da Silva, y el primer ministro de Francia, François Fillon. Los cuatro están involucrados en una crisis que se agudizó desde que la guerrilla colombiana divulgó un video con imágenes de una demacrada pero todavía viva Ingrid Betancourt, la ex candidata a presidenta, cautiva en la selva desde hace seis años. La madre de Betancourt, Yolanda Pulecio, se entrevistó ayer con el canciller Jorge Taiana para que el gobierno argentino interviniera en las negociaciones con las FARC por la liberación de su hija. Anoche en el Palacio San Martín Cristina hizo un llamado para comprometerse en su liberación "como una cruzada por la vida". Betancourt registra ciudadanía colombiana y francesa. Nicolas Sarkozy envió el viernes una carta a Néstor Kirchner para invitarlo a participar de las tratativas. El primer ministro Fillon analizará esa participación hoy a las 19.30, cuando visite a Cristina en la Casa Rosada. Antes se habrá entrevistado con Lula da Silva y con Chávez. El venezolano es un cabo suelto de esta trama. Los guerrilleros lo consideran el único mediador confiable, pero Uribe, el principal aliado de Washington en la región, lo inhabilitó como mediador. Para que no se interprete que esa desautorización es la antesala de una operación bélica, el gobierno colombiano propuso el viernes pasado una "zona de encuentro" en la que podrían negociar los guerrilleros con garantías de no ser apresados. Convendría no sacarle los ojos de encima al bolivariano durante la asunción de Cristina. Es su primera salida externa después de la derrota en el referéndum constitucional de Venezuela. El ceremonial lo cruzará varias veces con el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, hijo de Juan Carlos I, el rey que le ordenó, con poco éxito, que se callara la boca, en la última Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile. Otro huésped al que habrá que seguirle los pasos es Tabaré Vázquez. Se expone a los fastos kirchneristas para demostrar que es tan tenaz en su defensa de Botnia como en reanimar el vínculo entre Uruguay y la Argentina. Los españoles intentarán alejarse también de este fuego, que ya los chamuscó en su malhadada "facilitación". Esa moderación ibérica resaltará más la reaparición de los franceses por Buenos Aires. A pesar de que Cristina confesó su germanofilia, fue Sarkozy quien envió la principal comitiva europea. La última vez que un jefe de Estado o de gobierno francés pisó Buenos Aires fue en 1997, cuando Jacques Chirac visitó a Carlos Menem. En cambio, Fillon será esta tarde el primer interlocutor extranjero de la flamante presidenta. El gesto termina con un largo desencuentro y servirá de antecedente para el próximo año, cuando Sarkozy presida la Unión Europea y Cristina, el Mercosur. Pero siempre hay gente mezquina: por ejemplo, la que supone que este idilio franco-argentino sería imposible si Alstom no se hubiera adjudicado el tren bala entre Buenos Aires y Córdoba, por 3680 millones de dólares. Curiosa apertura al mundo, con un operador inesperado: Ricardo Jaime, el secretario de Transporte, gestor del negocio. Néstor o Cristina: ¿quién abdica a favor de quién?

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