El frustrado anuncio para reformar la Ley de Radiodifusión provoca fisuras en el Gobierno. Y curiosamente es el propio presidente Néstor Kichner quien prefiere que el debate continúe durmiendo la siesta. Otra porción del Ejecutivo, mientras tanto, quiere dar ahora la batalla y avanzar con una norma “antimonopolios”. Este viernes, la Coalición por una Radiodifusión Democrática, hasta ahora aliada clave del kirchnerismo, realizará una manifestación frente al Congreso y amenaza con recolectar firmas para presentar un proyecto propio impulsado como iniciativa popular. Detrás de ese plan, aunque nunca lo dirá frente a un grabador prendido, está el secretario de Medios de la Nación, Enrique Albistur.
Cuando la guerra gaucha transitaba su fase más virulenta, la Presidenta de la Nación convocó a su despacho a los integrantes de la Coalición por una Radiodifusión Democrática y, con los 25 años de militancia de esa agrupación como escenografía, Cristina Kirchner prometió una nueva “Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales”. En abril, un equipo de funcionarios liderados por Albistur y el interventor del Comfer, Gabriel Mariotto, comenzaron a delinear el proyecto. Como base, utilizaron los “21 puntos por el Derecho a la Comunicación”, un documento que establece principios y reglas para un sistema de medios que garantice la diversidad cultural y el pluralismo e impulsa la desconcentración de las licencias de radiodifusión. Esa declaración fue redactada y consensuada por la Coalición que está integrada por organizaciones de comunicadores, medios comunitarios, sindicatos, universidades y agrupaciones como las kirchneristas Movimiento Evita, la FTV de Luis D’Elía y Libres del Sur.
La posguerra rural hundió al plan en el olvido y el Gobierno privilegió la convivencia con los monopolios, en especial con el Grupo Clarín.... Continuar leyendo