Cuando el racismo es método de venta
“Hay una ola de inseguridad”, se avisa en todas partes. La utilización de la metáfora acuática –la “ola”– sugiere que la violencia que estarían originando los marginales responde a su naturaleza. Una marea de negros de mierda vendría a inquietar cíclicamente a “los decentes”, y el que quiera venderle a las clases medias y altas sabe que para ser efectivo debe montarse sobre ese prejuicio. En tal sentido, la publicidad viene haciendo punta: durante los últimos meses, una escalada que se basa en la estigmatización de un sector de la sociedad ha ido regalando ejemplos que demuestran que con tal de hacer plata, más de una empresa decide archivar el sentido crítico y jugarse por lo efectivo, que en muchos casos coincide con el fascismo.
Uno de los ejemplos más obvios es el anuncio radial que lanzó en octubre el Banco Galicia, para promocionar sus servicios de seguros del hogar. Arranca con el diálogo entre un encargado de edificio y un pibe. En tono confianzudo, el encargado deja deslizar que los vecinos tienen valiosos electrodomésticos y, finalmente, pregunta a su interlocutor: “¿Vos venías a repartir unos volantes, no? Pasá, pasá”. En respuesta se escucha a un joven con acento típico del conurbano bonaerense que agradece el permiso exclamando “gracia’, amigo”. Esa expresión mínima y corriente se usa para dar a entender que el que ha entrado es en el fondo un ladrón. De remate, un locutor en off cierra el sentido al declarar que es preciso cubrirse de esas eventualidades porque “nada es tan seguro como parece”.... Continuar leyendo