Por Eliseo Verón para Perfil
Recientemente se ha discutido en varias reuniones académicas (Rosario, Buenos Aires, Mar del Plata) la cuestión del “fin de los medios masivos” como una de las consecuencias posibles de la convergencia entre el audiovisual, la informática y las telecomunicaciones, resultado de la digitalización de todo tipo de contenidos que el Protocolo Internet hace posible. Me he referido, en estas mismas páginas, a la cuestión del fin del broadcasting en el caso de la televisión. Pero los interrogantes sobre la eventual desaparición de ese gran clásico de la mediatización moderna, el diario papel (que para muchos es más clara e inminente que la desaparición de la televisión histórica), son sin duda tanto o más importantes. Una de las diferencias entre ambas cuestiones es que la lenta decadencia de los diarios viene de más lejos, es anterior a la emergencia de la Red, y ha generado turbulencias en la profesión del periodismo desde hace bastante más tiempo. La culpable de esa crisis larvada de los diarios era justamente la televisión tradicional llamada “abierta”... cuyo fin algunos consideramos posible. Complejidades de la historia de los medios.
En los últimos años, en el sector de los grandes diarios papel del mundo, se han producido episodios inquietantes, que en todo caso van mucho más allá de las proclamas relativamente inocentes del “nuevo periodismo” de los años 70 y 80, que se había atrevido a desdibujar la frontera entre el discurso de la información y el discurso literario. En Estados Unidos, dejando de lado la áspera discusión acerca de la actitud –para muchos claramente inadecuada– de los grandes medios de la prensa gráfica ante la desinformación sistemática, por parte del gobierno del presidente Bush, que hizo posible la invasión a Irak, hubo varios episodios (algunos de los cuales afectaron nada menos que al New York Times) relativos a reportajes inventados, entrevistas a personajes inexistentes y otras operaciones que por cierto no se reducen a la cuestión de la legitimidad del uso de ciertos “efectos literarios” en la escritura periodística. En Francia acaba de producirse un episodio que afecta nada menos que al diario Le Monde. ... Continuar leyendo